Pagamos los perjuicios que su compañía les haya generado a terceros por un incidente cibernético, como un virus, que llegue a sus sistemas, que no haya podido parar y que por consiguiente, haya terminado afectando a ese tercero. Por ejemplo: si le envió a otra compañía un archivo vía correo electrónico que tenía un virus y, cuando este fue abierto, se perdió una gran cantidad de datos, entonces asumiremos económicamente los daños generados.